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"ATENDER COMPRENDER Y ACTUAR"





Con el tiempo he aprendido que la verdadera filosofía no consiste en hilvanar un apretujado discurso teórico lleno de conceptos propios del positivismo científico, sino en la reflexión cotidiana sobre las cosas simples de la vida, que se convierten en los problemas más complejos del hombre, y que son dignos de cualquier cavilación filosófica.
La verdad la Filosofía, se ha convertido en un camino de poco transito en esta época posmodernista, y no quiero adentrarme en las explicaciones de los “por que”, sino aventurarme a escribir esta bitácora de pensamientos sueltos, llenos de la sabia y madura reflexión de quien como diría Borgues sabiamente: “confieso que he vivido...”
Es por esta sencilla pero contundente razón, que he de decir con certeza que la vida es cíclica, que nunca es lineal, pues con el tiempo se retrae nuevamente hacia los lugares que creemos haber dejado o sepultado, pues como un cuentagotas, la vida nos da todo de a poco, esta es una lección de filosofía que todos deberían aprender, pues en la realidad contemporánea, en este mundo donde todos quieren todo de una vez, se nos ha olvidado que tener un poco de cada cosa, proporciona mayor felicidad que tenerlo todo en un solo momento, pues ¿podrías disfrutarlo todo en un segundo?
La felicidad viene distribuida en pequeñas dosis, y solo se nos disfraza en pequeños instantes, con mascaras distintas que nos proporcionan alegría solo por un momentos disimiles que no podemos retener por toda nuestra vida, pues se escapan en el momento que menos esperamos.
Por eso, el vivir no se aprende de un solo golpe, sino como producto del ensayo y el error, pues la clave de la vida, esta en el saber afrontar las dificultades y sobrellevar esos sinsabores que tenemos a diario, pero digamos que eso no viene escrito en ningún tratado de filosofía, tu tienes que escribir ese tratado en tu propia piel y con las enseñanzas que saques de la forma como enfrentes los problemas de tu vida.
En mi adolescencia tenia un dicho: “aprende todo rápido”; hoy debo reconocer que esa filosofía existencial, no tuvo una consecuencia positiva, sino me dejo muchas malas experiencias, pues como el buen vino, la vida se debe degustar lentamente, viviendo cada momento como un trago que debe dejar una huella en el paladar, así que deja que cada experiencia nos proporcione su huella.
Viviendo lento, pero caminando seguro, ese es el mensaje para la juventud presa de la velocidad con la que viaja el siglo XXI; yo diría que cuando uno envejece también sus palabras adquieren nuevos significados, ahora entiendo que el vivir rápido no conduce sino a la profunda desesperación con la que el existencialismo, ha dominado el pensar del siglo XX y el XXI, o será como solemos preguntar los intelectuales del siglo pasado… ¿solo somos dinosaurios que pernoctamos en un siglo indiferente?